domingo, 26 de octubre de 2014

Velocidad de adelgazamiento

Como bien he dicho anteriormente en otras entradas, cuando nosotros queremos adelgazar no debemos focalizarlo como un objetivo centrado en la pérdida de peso, sino que debemos relacionarlo como un  cambio en nuestra imagen, una modificación en la redistribución corporal que en ocasiones va acompañado de la pérdida de peso.
Cuando nosotros decidimos un día alcanzar esos objetivos que a diario deseamos, cuando una vez le ponemos ganas, investigamos a ver cúal es la dieta óptima para adelgazar más rápido y de forma eficaz.

Bien, he de puntualizar que estas dos palabras en este contexto no son compatibles. Y es porque si nosotros lo que estamos buscando es eliminar el exceso de depósitos de grasa que tenemos almacenados en el organismo (generalmente localizados en las regiones de las caderas y muslos en caso de las mujeres y grasa abdominal en caso de los hombres) debemos realizar una pérdida de peso progresiva y constante y os diré porqué.

Cuando nosotros sometemos a nuestro organismo a una disminución drástica de las calorías con el fin de alcanzar una pérdida de peso rápida, nuestro organismo lo que hará como mecanismo de compensación, es desencadenar una respuesta similar a la que realizaría durante un estado de inanición. De hecho, estudios clásicos sobre la inanición realizados por Keys (1950) demostraron que durante los primeros días de ayuno, una vez que hemos agotado las principales reservas de hidratos de carbono (glucógeno) en el organismo, alrededor del 8-12% del gasto energético proviene de las proteínas, produciendo así una pérdida de masa muscular. Son estas proteínas las que resultan necesarias para el funcionamiento de nuestro organismo como principales elementos de una de nuestras máquinas metabólicas (el músculo). Cuanto menor sea nuestra maquinaria metabólica menor será la capacidad de nuestro organismo para perder peso.
He de añadir que estas dietas son deficitarias de numerosas vitaminas y minerales por lo que para compensarlo los individuos deberían administrarlo en forma de suplementos y complejos multivitamínicos.
Todo este conjunto se pondrá de manifiesto, a corto plazo, en forma de un estado de cansancio y fatiga continuo debido al déficit energético por lo que se producirá una disminución considerable de nuestro metabolismo basal.
Si este estado se mantiene largo plazo, puede tener efectos negativos a nivel del desarrollo de otras fisiopatologías tales como:
  • Pérdidas hídricas importantes; que desencadenan bradicardia e hipotensión.
  • Estados de cetosis; acumulación de ácido úrico que desencadena problemas renales como gota y formación de cálculos biliares.
  • Afecciones a nivel del sistema nervioso, que en casos extremos puede dar lugar a depresión y muerte.
En mi opinión estas dietas deberían reservarse para personas con obesidad severa, pero incluso con ayuda de la psicoterapia, estas dietas han resultado ser un fracaso debido a su alto número de abandono. Esto es porque estas dietas son tan estrictas y restrictivas que exigen un cambio drástico en las conductas alimentarias que el individuo no puede realizar por lo que trae consigo el abandono y recuperación del peso perdido (famoso efecto rebote).


Ahora os digo, si lo que queremos perder es grasa, recomiendo una pérdida gradual y sostenida del peso. Usar depósitos de grasa, cuyo contenido en kilocalorías es más del doble, limitamos la pérdida de tejidos proteicos vitales así como la caída del metabolismo basal. De esta forma conseguiremos una pérdida de los depósitos de grasa de nuestro organismo, mediante una estabilización de nuestro metabolismo, consiguiendo así el equilibrio energético.
Esto debe realizarse de forma individualizada, ya que deben tenerse en cuenta numerosos factores como la edad, el sexo...que se ven dirigidos por una determinada situación hormonal. Las hormonas son el principal mecanismo de regulación del metabolismo, y es muy diferente entre individuos, de ahí que exista tanta variabilidad.
Para ello deberemos realizar una disminución de las kilocalorías de forma gradual y progresiva. Las metas deben de ser individualizadas y realistas, tomárselo con calma y siempre manteniendo constancia en el proceso, con el objetivo claro de la reducción de grasa corporal. Para ello deberemos cambiar nuestro estilo de vida; establecer una dieta variada y equilibrada, acompañado de un aumento de la actividad física.

Basándonos en nuestro IMC (índice de masa corporal) la pérdida de peso deberá ser :
  • En personas con normopeso (IMC 21-25) que desean mejorar su imagen o cambiar su distribución corporal, no es necesaria la pérdida de peso, pero a veces estos cambios traen consigo una disminución del mismo, más o menos, entre 150-250gr por semana. No obstante estas personas deberán en todo caso deberán cuidar su dieta y mantener un estilo de vida sano, evitando el sedentarismo.
  • Personas con un IMC entre 26-35, que presentan sobrepeso u obesidad, deberán perder por semana entre 250-500gr por semana.
  • Por último personas con obesidad mórbida (IMC >35) deberán bajar 1 kg por semana.
Para conseguir una máxima eficacia en individuos que tienen que perder mucho peso, una posibilidad es realizar este proceso a modo de ciclos de entre 4-6 meses, estableciendo así dos fases:
  1. Una primera fase de pérdida gradual de peso, que durará entre unos 5-6 meses. Para ello deberemos fijar un peso objetivo realista.
  2. La segunda fase consistirá en un periodo de mantenimiento del peso alcanzado para que nuestro cuerpo vuelva a establecer un balance metabólico-hormonal. Este periodo dura entre 3-4 meses.
Krause, 12ª edición (L. Kathleen Mahan y Sylvia Escott-Stump 2009). Krause Dietoterapia
The leptin boost diet (Scott Isaacs, M.D. 2007)
American Association of Clinical Endocrinologists Nº3 (2006)
Bjorbek, C.and B.B. kahn (2004), Recent progress in hormone research

No hay comentarios:

Publicar un comentario